4/18/2011

¡Qué divertido! ¬¬'

Sí, estoy siendo sarcástico y os voy a contar el motivo a continuación.

Este sábado como cualquier otro me levanto a las 6:30h de la mañana y voy hacia la nave para iniciar otro día de trabajo. Cojo mi carro con todos los "bártulos" e inicio mi día. Con la ayuda de Manolito Toro limpiamos la rotonda de la gasolinera de hojas de pino y piñas y continuo dirección hacia el Ambulatorio. Llegando a la rotonda situada cerca de la virgen me empiezo a encontrar señales tumbadas en el suelo literalmente por seguramente, algún graciosillo de turno que volvía de la botellona hacia el centro del pueblo. Conté un total de 7 señales (al menos las que yo pude ver) derribadas sin miramientos. También es común encontrar por el camino restos de vasos de cristal de haberlos estrellado contra el suelo.


Esto da que pensar ya que es posible que en el pueblo falten opciones de diversión (qué recuerdos tengo del salón recreativo) para los "pivitos", en que puedan gastar sus energías o, es que simplemente la juventud de hoy día está empezando a confundir muy a menudo lamentablemente, la libertad con el libertinaje. Vandalismo al fin y al cabo, estas cosas hay que decirlas sin pelos en la lengua y sin importar eso de que "es que llevaba un par de copas de más"... no hay escusa chaval.

A todo esto me gustaría lanzaros a vosotros "vándalos" qué es lo que encontráis de divertido haciendo este tipo de "pericias" delante de los amigos/as y, seguro que más de uno lo hace, fardando de lo fuertecito que está de ir al gimnasio.

No espero que esto haga reflexionar a nadie (al menos de los simbergüenzas estos) para que se piense las cosas dos veces pero siempre pueden pensar que al fin y al cabo los que pagamos las reparaciones de los desperfectos que ellos ocasionan somos nosotros los habitantes de Benalup.

Por cierto, los padres de los vándalos también pagan y ellos también lo harán en el futuro. Sólo espero que algún día tropiecen con algún agente y les haga una receta para "los nervios" y calmen ese ansia de malgastar energias rompiendo cosas y que seguramente no serán capaces de gastar cuando lleguen a tener trabajo.